No es la historia que imaginas 🙂
Nuestra historia va así… En un tiempo muy muy lejano!!! nah es broma, aunque no comenzamos con nuestros proyectos hace siglos atrás, si llevamos una buena cantidad de años trabajando y viviendo en ésta hermosa localidad de Chile.
Todo partió por allá en 1998 aprox, cuando llegamos a Vilches como turistas y NOS ENAMORAMOS!, la familia decidió que éste sería el lugar ideal para pasar las vacaciones familiares de verano y nos decidimos (sí claro, con el gentil auspicio de los ahorros de mi madre) a comprar un terrenito aquí, así partió ésta historia.
Los tres hijos de esta esforzada mujer, María Muñoz, matriarca de la familia, pensaron ilusamente que sus vacaciones serían al más puro estilo “tengo un terrenito en el campo, no vamos a bañar en el río y a comer ricos asados todas las noches”, pero la verdad, la mera mera, la realidad… no fue así. Nuestras vacaciones se transformaron en campamentos de verano de construcción. En esta familia, todos los “monos bailan”, nos decían. No teníamos ningún servicio básico por aquel entonces, por lo que el agua nos la proveía la señora Ximena (que en paz descanse, la extrañamos). La luz, bueno, ¡la luz a la antigua con velas! Y los zancudos… ¡eso fue un TEMA! Sin contar con todo aquel insecto al que le invadimos el hábitat con nuestra rústica cabaña y que nos invadían de vuelta (era una guerra desatada entre la naturaleza y las ganas que teníamos de tener un techo sobre nuestras cabezas) porque, ¡literalmente, la cabaña no tenía techo aún! Solo los muros levantados. ¡Qué recuerdos aquellos! Tenemos en la memoria las noches a vela, jugando cartas, con los zancudos que nos comían vivos y las arañas pollito que se subían a los catres de campaña en los que dormíamos. ¡Qué lindos recuerdos de vacaciones! Trabajadas, picadas de zancudos y bichos varios, quemados por el sol, pero todos juntos.
Años más, años menos, y con muchas historias por contar (demasiadas para este blog), mi madre terminó renunciando a su vida mundana santiaguina y a su trabajo de más de 25 años en el hospital de la UC. Agarró tres pilchas y un sofá cama, y se vino a vivir a Vilches. “¿Cómo va a ser para tanto?”, se dijo ella. “¡Si es como retirarse anticipadamente a vacacionar en el campo!” (inserte carcajadas aquí, por ejemplo: jajaja). Pero lo que la señora no tenía contemplado es que no sabe parar. No sabe dónde tiene el freno de mano, ni el de emergencia, ni ninguno. Simple y llanamente, no sabe lo que es levantarse un día a no hacer nada. Así que se puso a inventar cosas para hacer.
Primero fue un almacén, que tuvo por algunos años hasta que dijo “¡es muy esclavizante!”. Y si “¿empezamos un proyecto turístico chiquitito?” (inserte carcajadas aquí, por ejemplo: jajaja). Y otra vez pasó que la señora no sabe lo que son las cosas chiquititas. Porque comienza con algo chiquitito por aquí y todavía no lo termina de construir y ya lo comienza a ampliar. No alcanzaste a guardar tu ropa interior en la cajonera cuando ya te desterraron, porque ahora quiere una terraza donde antes estaba tu cama (LOL).
Y así la cosa se fue ampliando. Pasamos de almacén a camping, pero eso tampoco le funcionó mucho porque la verdad es muchísimo trabajo para una sola persona. Manejar un camping con 90-120 scouts o muchas familias juntas al mismo tiempo… ¡no era para ella! Así que el camping, nop, ya no iba más.
Un buen día le digo a mi madre: “Madre, ¿y si hacemos cerveza?”. Corría el año 2008, ya llevábamos 10 años en Vilches, y me dice (después de muchos intentos por mi parte de persuadirla): “Hmmm, podría ser”, y yo con mi cara de “esto no va a resultar porque LA conozco”. Y sin preguntarle mucho más, le regalé un curso para hacer cerveza artesanal. Esto fue más o menos en julio del 2009 (me toma muuuucho tiempo convencerla siempre).
Aparentemente le había gustado el curso, estaba medio entusiasmada y finalmente compró todo lo necesario para elaborar los primeros 20 litros de cerveza artesanal. En la cocina de la casa en Vilches, con los fondos en los que hacía mermeladas, un 18 de septiembre de 2009 a las 4:00 am, me levanta para comenzar con nuestra primera cerveza artesanal. Terminamos a las 19:00 de ese mismo día. No teníamos energía ni para un asado ni menos para bailar un tiquitiquiti. De ahí solo nos quedaba esperar 30 días para ver si habíamos conseguido hacer cerveza artesanal o solo un rico vinagre de cebada. 30 días después… ¡lo habíamos conseguido! La cerveza era tomable, digerible, estaba bien de sabor, tenía una buena corona (espuma) y no nos habíamos intoxicado con todo lo que nos bebimos (jajaja).
Desde ese día nunca más dejó de hacer cerveza. Parece que al fin le habíamos dado en el clavo con lo que la señora María, mi madre, se dedicaría por más de 15 años, que le da trabajo suficiente para no aburrirse, solo para quejarse de lo cansada que está.
Éramos tres adolescentes cuando mi madre comenzó toda su aventura en Vilches. Todos crecimos, mis hermanos se casaron y formaron su familia. De 4 que éramos (mi madre, mis dos hermanos y yo), ahora ya éramos 10. ¿Y adivinen qué pasó? La señora María ya tenía una familia más grande y… adivinaron bien, ¡se puso a ampliar otra vez! Lo que por allá el 2004 había partido con una cabaña chiquita donde solo cabía ella y su almacén, ahora ya tenía: la cervecería, el restaurante, tres cabañas y su casa principal.
En este recorrido, donde nos hemos caído más de una vez, hemos tenido aciertos y desencantos, se ha sufrido y se ha disfrutado. Nos han ayudado una cantidad no menor de personas, algunas ya no están en este mundo, así como organizaciones varias que sin la suma de toda su ayuda, difícilmente estaríamos contando nuestra historia de emprendimiento.
Gracias a todos, todos, ¡TODOS! Ustedes saben quiénes son (escriba su nombre aquí) porque no nos olvidamos.
Y toda la historia la conté en plural, porque aunque no trabajo con mi madre en el día a día, trato en lo posible de ser parte de su proyecto y ayudarla en la medida de mis habilidades y conocimientos.
Madre, eres GRANDE!
Bárbara Thomsen Muñoz (tu hija)
y así termina el capítulo de ¿QUIENES SOMOS?… suscribase, denle like, comparta en sus redes sociales broma (lo tenía que decir jajaja)
bye!